Vaya de antemano que este post no será objetivo. No será uno de esos escritos realizado desde la distancia y el análisis que se presupone a un consultor independiente. Y es que aparte de que he tenido la suerte de participar activamente en el lanzamiento de este nuevo producto turístico en el Pirineo, la persona que hay detrás de todo esto me tiene fascinado. Y es que detrás de una de las propuestas turísticas de los Pirineos más auténtica de los últimos tiempos hay un emprendedor nato como es Pepo Foz, fundador y propietario de La Rafting Company (si quiere vivir una experiencia, llámenlos).

Experiencias. De eso va el turismo. Pero no de ahora, sino desde siempre. Aunque parece que últimamente éste es un concepto que se ha puesto de moda, y parece que todos tengamos que pasar de vender servicios a vender experiencias. Pero la clave por la que un turista vuelva a casa con una buena sensación es que su experiencia haya sido la adecuada. Y no digo buena o mala, sino adecuada: que se ajuste a las expectativas que se había (le habíamos) generado (esto sería otro debate).

Y esto es lo que propone el Outdoor Adventour – adventure in the Pyrenees: experiencias singulares en el corazón de los Pirineos. Viajes combinados donde se mezcla su experiencia en el mundo de la aventura con una clara y firme voluntad de dar valor al entorno donde se encuentran ubicados, en los oficios, las tradiciones, en la gastronomía y en el resto de pequeños productores … Con propuestas como El Pirineo perdido o La Gran Aventura el turista no sólo visita espacios espectaculares a nivel de paisaje, sino que convive y aprende con locales como es la vida en estas montañas.

Esta valorización de la experiencia turística desde el punto de vista social, que busca contribuir a fijar actividad económica (y por tanto, generar atractivo para fijar población) se hace sin olvidar la motivación primera del turista: vivir una experiencia, sentirse parte de donde quiera que va. Y sobre todo, se hace desde la sencillez. De algo tan sencillo (ya la vez, tan complejo) de incorporar aspectos cotidianos y propios del entorno donde se ubica en el contexto turístico sin caer, como bien expone el Dr. Donaire, en el “pesebrismo”.